VI - Abuela
Wer zu lebzeit gut auf erden
wird nach dem tod ein engel werdenden
blick ’gen himmel fragst du dann
warum man sie nicht sehen kann
Erst wenn die wolken schlafengehn
kann man uns am himmel sehn
...
A ella su madre se lo había advertido, su nieta protagonizaría un cambio y sería la espada manchada de sangre que extinguiría a su familia.
Lo tomó con ligereza, la superstición rodeó a su madre durante sus últimos años; cosa extraña, una mujer que siempre había luchado del lado de la ciencia se entregaba a la fantasía al final de sus días.
Días en que se alejó de ella por culpa del trabajo, o eso quería aparentar... cada vez se encontraba más inconforme con el rumbo que tomaba su participación en el consejo directivo del proyecto GENMX, ni el nombre del proyecto le gustaba, pero fué desición de un montón de políticos de visión corta y bolsillos abultados.
Participando en los dos bandos, conspirando contra un lado y el otro, buscando el beneficio no personal sino de la nación. Si todo se descubriera, cómo reprocharle? No había manera de probar que la movía la ambición.
El lado político aspiraba a perpetuar la estirpe que durante muchos años había gobernado detrás de hombres y mujeres manipulables con la riqueza y la posición social, peligrosos pero con el poder económico de continuar patrocinando el proyecto del mexicano serial, ella había sido elegida por este grupo por sus logros académicos y la habían propuesto sin dudas suponiendo que la ambición la pondría de su lado, pero no conocían su secreto.
G7 la había contactado desde los primeros rumores del proyecto GENMX, 7 ejecutivos de aspecto andrógino, aparentemente jóvenes y que conocían sus temores sobre el proyecto y las intenciones del grupo político. Ellos modificaron el proyecto original y subsidiaron las pruebas piloto para el proyecto sin que se obtuviera un éxito considerable.
Las mujeres elegidas para el proyecto invariablemente sufrían abortos, su naturaleza ordinaria rechazaba los cigotos modificados.
Sus mayores temores se vieron cristalizados cuando un ejecutivo político que curiosamente le recordaba en sus ademanes a uno de los G7 la descubrió atendiendo a una de las últimas mujeres de las pruebas piloto.
Si se descubría su conspiración significaría su ruina como científico, iría a la cárcel... no tuvo otra opción, y al ponerse en contacto con G7 le sorprendió que la estuvieran esperando con la naturalidad de siempre. No había manera de salvar el proyecto en ese momento, pero no todo se perdería.
Meses después, refugiada en el aun estado de Guerrero contemplaba el atardecer en una hamaca. Nadie sabía que gestaba al primer mexicano modificado genéticamente para la vida serial.
Lo tomó con ligereza, la superstición rodeó a su madre durante sus últimos años; cosa extraña, una mujer que siempre había luchado del lado de la ciencia se entregaba a la fantasía al final de sus días.
Días en que se alejó de ella por culpa del trabajo, o eso quería aparentar... cada vez se encontraba más inconforme con el rumbo que tomaba su participación en el consejo directivo del proyecto GENMX, ni el nombre del proyecto le gustaba, pero fué desición de un montón de políticos de visión corta y bolsillos abultados.
Participando en los dos bandos, conspirando contra un lado y el otro, buscando el beneficio no personal sino de la nación. Si todo se descubriera, cómo reprocharle? No había manera de probar que la movía la ambición.
El lado político aspiraba a perpetuar la estirpe que durante muchos años había gobernado detrás de hombres y mujeres manipulables con la riqueza y la posición social, peligrosos pero con el poder económico de continuar patrocinando el proyecto del mexicano serial, ella había sido elegida por este grupo por sus logros académicos y la habían propuesto sin dudas suponiendo que la ambición la pondría de su lado, pero no conocían su secreto.
G7 la había contactado desde los primeros rumores del proyecto GENMX, 7 ejecutivos de aspecto andrógino, aparentemente jóvenes y que conocían sus temores sobre el proyecto y las intenciones del grupo político. Ellos modificaron el proyecto original y subsidiaron las pruebas piloto para el proyecto sin que se obtuviera un éxito considerable.
Las mujeres elegidas para el proyecto invariablemente sufrían abortos, su naturaleza ordinaria rechazaba los cigotos modificados.
Sus mayores temores se vieron cristalizados cuando un ejecutivo político que curiosamente le recordaba en sus ademanes a uno de los G7 la descubrió atendiendo a una de las últimas mujeres de las pruebas piloto.
Si se descubría su conspiración significaría su ruina como científico, iría a la cárcel... no tuvo otra opción, y al ponerse en contacto con G7 le sorprendió que la estuvieran esperando con la naturalidad de siempre. No había manera de salvar el proyecto en ese momento, pero no todo se perdería.
Meses después, refugiada en el aun estado de Guerrero contemplaba el atardecer en una hamaca. Nadie sabía que gestaba al primer mexicano modificado genéticamente para la vida serial.
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