viernes, marzo 16, 2007

Rocco, parte 2

Ya no se percataba de su aspecto, pero el resto del mundo se encargaba de hacerlo. Un eterno vestido negro lleno de manchas, la pañoleta sujetando la peluca, la nariz ganchuda y chueca, las piernas gordas y rebosantes de várices vermiformes e hinchadas, su casa siempre cerrada y los perros que nadie veía.
Se contaban miles de cosas, que no se bañaba, que cogía con los perros, que si se dedicaba a la brujería, que la casa estaba maldita, que en realidad era millonaria extravagante.....
La gente no estaba mal, ni estaba bien... simplemente no sabían, no sabían nada.
Rafael su marido nunca la quiso y se lo hizo saber todos los días que vivieron juntos, la golpeaba hasta el cansancio.... arrojándola sobre las heces y la orina de los perros que tanto quería..... la arrastraba por la casa tirando del cabello, así fue como quedó calva.
Pero la vida es justa en cierto sentido, definitivamente lo es y Rafael se murió. Los perros se quedaron sin su benefactor y a merced de una mujer que asociaba la mierda de perro con la humillación, el mismo día del funeral mató a los cuatro perros, luego los descuartizó y sin la menor idea de porqué lo hacía, guardó su pecado en el refrigerador.
La combinación de venganza y locura hacían a la vecina de Beto ofrecer a cada nuevo perro de la colonia un pedacito de aquella carne refrigerada envenenada de odio.... ninguno sobrevivía..... no se puede aceptar un crimen semejante contra su misma especie; pero apareció el Rocco.
El Rocco no se murió o al menos no parecía muerto, tal vez el boomerang de la venganza había dado el giro del retorno..... la muerte de Beto era tal vez solo el principio.

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martes, marzo 06, 2007

Rocco

A Beto le urgía que cuidaran al Rocco, el spring break en Acapulco iba a ser lo máximo, a los 22 años, cualquier excusa para ligar era perfecta y no planeaba quedarse las vacaciones de semana santa viendo el vía crucis de Iztapalapa, este año había ahorrado lo suficiente para irse de buen reventón.
El problema era Rocco, adoraba a su pitbull y era quien finalmente le había dado la lana para irse de vacaciones.... le había salido lo suficientemente sanguinario para aniquilar a sus rivales en las peleas de perros.
El último recurso era su vecina.... era una mujer extraña pero sin dudarlo amable y con un tufo insoportable, por el bordillo de su casa siempre escurría orina de perro nadie sabía en realidad cuántos tenía porque nunca los sacaba de la casa. Le hizo la chillona, nomás eran 4 días.... lo único que debería hacer la doña era ponerle la medida de croquetas al Rocco y vigilar que tuviera suficiente agua, le iba a dar quinientos pesos por el favor.
Beto se la pasó de poquísima en Acapulco, más de una la pasó en su cuarto de hotel y ni del perro se acordó.
Cuando regresó, al meter la llave en la cerradura se extrañó que el Rocco no estuviera rascando en la puerta como siempre que hacía cuando llegaba... al entrar la extrañeza se disolvió porque el hedor era insoportable, olía a animal muerto. Buscando al Rocco y sintiendo que se enfurecía con la maldita vecina se detuvo en seco cuando vio a su perro en medio de la sala, sentado. Aliviado encendió la luz, ahí estaba Rocco, con la misma cara sonriente pero los ojos antes brillantes completamente opacos, negruzcos y en lugar de baba un líquido verdoso que era de donde provenía el olor... se acercó a ver que le ocurría y el perro estaba frío, un poco gordo y blando, la nariz seca.... a Beto se le heló la sangre cuando el perro le lamió la cara, le confirmó la idea que el perro estaba muerto...
Dos días después el olor de aquella casa alarmó a los vecinos, encontraron el cadáver de Beto descomponiéndose en medio de la sala... antes de que nadie lo considerara siquiera, la vecina ofreció quedarse con aquel extraño perro, que antes de parecer como si se estuviera inflando y oler tan raro, era el Rocco.

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