Retorciendose en el suelo con la nariz fracturada, escupiendo sangre y fragmentos de dientes, respirando apenas porque el dolor en las costillas no la dejaba y sintiendo cada musculo como navaja al rojo vivo Rosie descubrio la furia del NO MAS... tres a;os, treinta y seis meses llenos de horas desdichadas, noches de incertidumbre y el aliento de Norman culpandola por ser ella, por ser Rosie.
Para esta Rosie no habria un cuadro, un libro un hijo perdido o un temor. Hubo furia... y paciencia.
Mucho tiempo atras habia sido la mejor estudiante, la que si tenia un futuro prometedor y recordar el conocimiento la convencio de que su futuro si existia, que no se truncaria en la proxima golpiza.
La madrugada del sabado despues del billar, el alcohol seria su aliado por unica ocasion, su Norman estaria tan borracho que no sentiria las cuerdas que lo ataban a su cama... ni la hoja del cuchillo seccionando los tendones de la mano que tantas veces se habia cerrado para estrellarse en la cara de Rosie, tan borracho que solo despertaria al sentir el sarten partiendo la mandibula y los dientes y aullaria de dolor cuando la misma sarten le partiera las rotulas en tantos fragmentos como fuera posible...
Rossie Maddest se fue con la sonrisa desdentada, bastante dinero en efectivo y con la seguridad de que su Norman querido no podria volver a usar la mano, caminaria con las rodillas rigidas y al menos durante algun tiempo nadie tendria que oirlo... se fue pensando en que ahora si no era feliz, cuando menos iba a ser libre para ser lo que fuera.
Estoy leyendo Rossie Madder de Stephen King, voy a medio libro por lo tanto aun no imagino al 100 en que termina... tampoco se de que manera expresar la repugnancia y frustracion que me produce el temor de Rosie por su Norman Daniels... nunca he vivido el abuso, mis temores los he usado como retos, he buscado la fortaleza interna para luchar por lo que quiero... me han roto el corazon, me he enamorado en cinco minutos, he tenido dias de color de rosa... pero si un dia un hombre me pone la mano encima no quiero ser Rosie Daniels, quiero ser mi Rosie Maddest.
Etiquetas: cuentos, sesionando con neuróticos anónimos