Rocco, parte 2
Ya no se percataba de su aspecto, pero el resto del mundo se encargaba de hacerlo. Un eterno vestido negro lleno de manchas, la pañoleta sujetando la peluca, la nariz ganchuda y chueca, las piernas gordas y rebosantes de várices vermiformes e hinchadas, su casa siempre cerrada y los perros que nadie veía.
Se contaban miles de cosas, que no se bañaba, que cogía con los perros, que si se dedicaba a la brujería, que la casa estaba maldita, que en realidad era millonaria extravagante.....
La gente no estaba mal, ni estaba bien... simplemente no sabían, no sabían nada.
Rafael su marido nunca la quiso y se lo hizo saber todos los días que vivieron juntos, la golpeaba hasta el cansancio.... arrojándola sobre las heces y la orina de los perros que tanto quería..... la arrastraba por la casa tirando del cabello, así fue como quedó calva.
Pero la vida es justa en cierto sentido, definitivamente lo es y Rafael se murió. Los perros se quedaron sin su benefactor y a merced de una mujer que asociaba la mierda de perro con la humillación, el mismo día del funeral mató a los cuatro perros, luego los descuartizó y sin la menor idea de porqué lo hacía, guardó su pecado en el refrigerador.
La combinación de venganza y locura hacían a la vecina de Beto ofrecer a cada nuevo perro de la colonia un pedacito de aquella carne refrigerada envenenada de odio.... ninguno sobrevivía..... no se puede aceptar un crimen semejante contra su misma especie; pero apareció el Rocco.
El Rocco no se murió o al menos no parecía muerto, tal vez el boomerang de la venganza había dado el giro del retorno..... la muerte de Beto era tal vez solo el principio.
Se contaban miles de cosas, que no se bañaba, que cogía con los perros, que si se dedicaba a la brujería, que la casa estaba maldita, que en realidad era millonaria extravagante.....
La gente no estaba mal, ni estaba bien... simplemente no sabían, no sabían nada.
Rafael su marido nunca la quiso y se lo hizo saber todos los días que vivieron juntos, la golpeaba hasta el cansancio.... arrojándola sobre las heces y la orina de los perros que tanto quería..... la arrastraba por la casa tirando del cabello, así fue como quedó calva.
Pero la vida es justa en cierto sentido, definitivamente lo es y Rafael se murió. Los perros se quedaron sin su benefactor y a merced de una mujer que asociaba la mierda de perro con la humillación, el mismo día del funeral mató a los cuatro perros, luego los descuartizó y sin la menor idea de porqué lo hacía, guardó su pecado en el refrigerador.
La combinación de venganza y locura hacían a la vecina de Beto ofrecer a cada nuevo perro de la colonia un pedacito de aquella carne refrigerada envenenada de odio.... ninguno sobrevivía..... no se puede aceptar un crimen semejante contra su misma especie; pero apareció el Rocco.
El Rocco no se murió o al menos no parecía muerto, tal vez el boomerang de la venganza había dado el giro del retorno..... la muerte de Beto era tal vez solo el principio.
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