IV - Meses
Let me be the only one to keep you from the cold
Now the floor of heaven is laid the stars are bright as gold
They shine for you, they shine for you, they burn for all to see
Come into these arms again and set this spirit free
…
Now, dear children, pay attention
…
Now, dear children, pay attention
I am the voice from the pillow
I have brought you something
I ripped it from my chest
...
...
Cuando se supo embarazada, entendió por partida doble el propósito de vivir fuera de una vida serial, los primeros seis meses transcurrieron con lentitud, como si más que viviendo en una república independiente a la vida serial, estuviera viviendo en una isla, aislada del mundo y sus dolores.
Él no podía menos que sonreír... después de haber sido hechado por su padre, solo había esperado por este momento poner un hijo en esta devastada tierra, demostrarle el poder que había obtenido haciendo lo mismo que él... recoger almas a su causa. La supremacía, el control, poder... puso todo lo que estaba de su parte, fingir, pretender, no era así como se había conquistado tanto? Qué dificultad podría suponer una mujer que no pedía demasiado, la semilla ya estaba en ella y la haría sucumbir al instinto, dar la vida por proteger al no nacido.
La panza crecía de a poco cada día... venas azuladas se desprendían como una araña del ombligo, un nuevo ser pataleando a la pared rojiza que aun lo aislaba de la luz, una maquinaria biológica generando el sonsonete que lo arrullaba... durante los tres últimos meses, la luminosidad y vitalidad de Ar´amath se esfumaba, sentía que la vida se consumía con el crecimiento de la barriga y le regalaba brillo a la mirada de Él.
Diciembre, yacía en la cama con la piel húmeda y pegajosa, los ojos abiertos y fijos en ninguna parte, los brazos y piernas apretándose a las sábanas, el vientre palpitante, tenía una pesadilla....
Estaba en medio de la playa, era de noche y había siete hombres: todos tenían el mismo cuerpo y cara de su amado y sin embargo lucían diferentes, todos tenían una mirada diferente y parecían expresarse acorde a una misión. Uno de ellos parecía hablar bajo la mirada aprobatoria de un segundo, cuatro de ellos estaban dispuestos hacia los cuatro puntos cardinales y parecían emanar el fuego, el viento, el agua y la tierra se acercaban lentamente a ella, la separaban del niño mientras el discurso continuaba, un séptimo hombre la abrazaba y la consolaba mientras una espada brillaba en la noche y se manchaba de la sangre del niño.... Rafael guardando la vida, Miguel y la venganza, Gabriel y el mensaje, Uriel sobre la tierra, Salathiel dictando la sentencia, Jegudiel dador de justicia, Sarachiel su guardián, las voces sonaban en su cabeza justo antes de saber que el niño estaba muerto, un grito horrible como de otro mundo se aparecía al final, venía de la garganta del adversario, del otro hijo, de Jaldabaoth.
Esta vez no despertaba asfixiándose por el pánico, la despertaba un pinchazo en el vientre y un río de agua y sangre entre las piernas, iba a dar a luz, era 25 de Diciembre de 2083.
Él no podía menos que sonreír... después de haber sido hechado por su padre, solo había esperado por este momento poner un hijo en esta devastada tierra, demostrarle el poder que había obtenido haciendo lo mismo que él... recoger almas a su causa. La supremacía, el control, poder... puso todo lo que estaba de su parte, fingir, pretender, no era así como se había conquistado tanto? Qué dificultad podría suponer una mujer que no pedía demasiado, la semilla ya estaba en ella y la haría sucumbir al instinto, dar la vida por proteger al no nacido.
La panza crecía de a poco cada día... venas azuladas se desprendían como una araña del ombligo, un nuevo ser pataleando a la pared rojiza que aun lo aislaba de la luz, una maquinaria biológica generando el sonsonete que lo arrullaba... durante los tres últimos meses, la luminosidad y vitalidad de Ar´amath se esfumaba, sentía que la vida se consumía con el crecimiento de la barriga y le regalaba brillo a la mirada de Él.
Diciembre, yacía en la cama con la piel húmeda y pegajosa, los ojos abiertos y fijos en ninguna parte, los brazos y piernas apretándose a las sábanas, el vientre palpitante, tenía una pesadilla....
Estaba en medio de la playa, era de noche y había siete hombres: todos tenían el mismo cuerpo y cara de su amado y sin embargo lucían diferentes, todos tenían una mirada diferente y parecían expresarse acorde a una misión. Uno de ellos parecía hablar bajo la mirada aprobatoria de un segundo, cuatro de ellos estaban dispuestos hacia los cuatro puntos cardinales y parecían emanar el fuego, el viento, el agua y la tierra se acercaban lentamente a ella, la separaban del niño mientras el discurso continuaba, un séptimo hombre la abrazaba y la consolaba mientras una espada brillaba en la noche y se manchaba de la sangre del niño.... Rafael guardando la vida, Miguel y la venganza, Gabriel y el mensaje, Uriel sobre la tierra, Salathiel dictando la sentencia, Jegudiel dador de justicia, Sarachiel su guardián, las voces sonaban en su cabeza justo antes de saber que el niño estaba muerto, un grito horrible como de otro mundo se aparecía al final, venía de la garganta del adversario, del otro hijo, de Jaldabaoth.
Esta vez no despertaba asfixiándose por el pánico, la despertaba un pinchazo en el vientre y un río de agua y sangre entre las piernas, iba a dar a luz, era 25 de Diciembre de 2083.
Etiquetas: cuentos