Cuento por navidad

Caminaba sin rumbo, ya eran muchos meses los que llevaba así, o eran años?

Se detuvo frente al aparador de una tienda, solo quedaban los últimos empleados y a través del cristal podía ver las luces de navidad por doquier.... las lágrimas intentaron subir a sus ojos pero la sensación del hambre era mayor y aun mayor la necesidad de una dosis. Si, la heroína había cambiado sus días de hija de familia sonriendo con sus regalos bajo el árbol de navidad, el aroma del pino, la calidez de los abrazos familiares, la cena.

Se había convertido en un despojo. En los huesos, con el trayecto de las venas marcado por diminutos abscesos siempre drenando pus y sangre, ropa vieja y maloliente, el cuerpo que alguna vez había sido bonito consumido.... un alma tan puerca como su cuerpo, ah si solo consiguiera su dosis.....
Los empleados de la tienda salieron a ahuyentarla como a un perro roñoso, la escucharon murmurar algo y se alejó caminando, era obvio que no tenía a donde ir, pero como siempre en esa temporada espiaría la ventana de su casa para ver su viejo árbol de navidad.
La reconocerían? Qué dirían si la vieran? De nuevo la sensación de lágrimas, hambre y urgencia de dosis. Tendría que recurrir al tipejo de siempre.
Tocó la puerta, la recibió con una cínica sonrisa y la invitó a entrar, le dio una pipa para fumar crack mientras buscaba un espacio sano en las maltrechas venas.... antes de perderse en el mundo de su dosis sabía lo que vendría.... horas de sexo sádico que al fin y al cabo no sentiría. Lo que no sabía es que esta vez su cuerpo no iba a dolerle y sangrarle, que no se vería de nuevo bañada en sus heces, en orina y en sangre. No, esta vez se amanecería siendo famosa: prostituta cruelmente asesinada.... macabro hallazgo la mañana de navidad.