Siempre fue friolenta, no era raro que en pleno verano a pesar de que todos durmieran desnudos, siempre trajera calcetas y tuviera una colcha a la mano. Y no eran solo los pies, las manos eran las de un cadáver..... las tenía que poner dentro de su ropa para tratar de tibiarlas y si se sentaba con la costura si de casualidad veía la tele tenía que poner los pis bajo las nalgas del que estuviera a su lado en el sofá......
El frío se le fue de milagro a los 26 años, cuando en una fiesta de cumpleaños se encontró con él.... bailaron una pieza y el calor que le acudió a manos pies y el cuerpo entero la asustó tanto que se fue corriendo a casa creyendo que tenía fiebre...... pero no lo era.... cuando se lo volvió a encontrar y se lo siguió encontrando por locos meses en el que su cuerpo parecía haber accionado el termostato que había tenido apagado por tantos años.
Y sin embargo el gusto le duró bien poquito, un día simple y sencillamente amaneció metiéndose otra vez las manos en la ropa y jaloneando las cobijas para calentarse los pies.... él se había marchado y el frío había vuelto.