Sor Juana
Nunca había sabido de dónde había sacado el nombre su madre, sabía que su padre no se lo había puesto porque se había matado en “la obra” antes de que ella naciera; de su nombre no sabía ni escribirlo ni leerlo pero sabía que era famoso... en eso estaba pensando Sor Juana cuando se abrieron las puertas, ya iba tarde, eran 10 para las 8 y apenas estaba en metro Universidad, todavía quedaba un largo trecho para salir en metro Balderas y luego Pino Suárez, además anoche había olvidado comprar el jarabe para la tos.
Moverse en el metro en hora pico no era fácil y menos cuando se está embarazada y se jalonea una niña de cuatro años tras si.
Los trenes le parecían fascinantes y ver a todas aquellas mujeres tan peinadas y perfumadas con sus bolsos al hombro era el sueño hecho realidad sobre los cuerpos y las caras de otras, ella nunca había podido imaginarse así... ella con sus chanclas de plástico y su cabello lleno de liendres. El dolor de estómago le recordó que no sabía que hacer con la criatura no nacida que ya casi ni se movía y que la última vez que había comido había sido hace dos días: las sobras que un taxista arrojó desde su unidad ecológica. Por fin Pino Suárez, en cuanto se encontró la farmacia compró el jarabe, llenó el vasito del líquido sabor frambuesa e hizo que la niña lo bebiera. caminó un rato hasta que la niña se durmió. Se sentó sobre la banqueta con la niña sobre su vientre abultado y estiró la mano hacía la multitud, sobre su cabeza se leía Claustro Mayor de Sor Juana Inés de la Cruz.
Los trenes le parecían fascinantes y ver a todas aquellas mujeres tan peinadas y perfumadas con sus bolsos al hombro era el sueño hecho realidad sobre los cuerpos y las caras de otras, ella nunca había podido imaginarse así... ella con sus chanclas de plástico y su cabello lleno de liendres. El dolor de estómago le recordó que no sabía que hacer con la criatura no nacida que ya casi ni se movía y que la última vez que había comido había sido hace dos días: las sobras que un taxista arrojó desde su unidad ecológica. Por fin Pino Suárez, en cuanto se encontró la farmacia compró el jarabe, llenó el vasito del líquido sabor frambuesa e hizo que la niña lo bebiera. caminó un rato hasta que la niña se durmió. Se sentó sobre la banqueta con la niña sobre su vientre abultado y estiró la mano hacía la multitud, sobre su cabeza se leía Claustro Mayor de Sor Juana Inés de la Cruz.
Etiquetas: cuentos
Me encantó la historia de Kity Cat...un abrazo
E.
Daredevil...me gusto la historia...triste pero buena.
Son como esas que vienen en la Jornada..sí esas meras...las de Cristina Pacheco, que salen los domingos.
salU2!!
Canija Diabla ¿Donde piensas esas cosas?La frialda metalica de esta gris Ciudad,aporrea cuerpo y espiritu,desmadra seres inocentes y sin embargo embriaga ante tanto surrealismo,Un saludo Diabla.
me gusto mucho este cuento hurbano, suponiendo que lo sea, aunque estas situaciones traspasan miles de veces a la irrealidad, casualmente yo tambien escribi algo muy similar, pero era de un niño y su marioneta, algun dia lo publicare en mi blog.
me gusto el desarrollo de tu escrito y mas que nada, el como hilaste el nmbre de la protagonista con el de Sor Juana Ines de la Cruz.
un abrazo y un beso.
estuvo muy chido.
tiene un gran transfondo creo yo.Saludos
me gusto mucho. fue un excelente ejercicio de empatia literaria.
Saludos!
:D
Sor Juana..
un nombre que llevare en las bases d emi existencia ya qu efui educado en un colegio de momjas que llevaba su nombre..
asi como en el nombre se escinde parte de lo que nos hace ser para luego liberarnos de el, asi tambien bajo los habitos d eesas monjas se escondian cosas que mi mente de niño no olvidara..
besos de.....ahora de makina simbiotica.
p.s. besos en el cuello...
uuuuuoooooooooooraleeeeeee!! por curiosidad llegué a tu blog!
muy bueno =)
Saludos!
Mujeres nacias que acusais al Hombre sin razón.
A cabron era al reves.En aquella época (1651-1695), una mujer tenía que elegir entre el matrimonio ó la vida religiosa. Elegir lo primero era equivalente a renunciar a pensar. Sor Juana Inés de la Cruz,desde temprana edad mostró madurez intelectual. No podía entonces dedicarse a una triste vida de casada. Optó por la vida religiosa, y fue en ese CLAUSTRO sombrío que escribió la mayor parte de su poesía.
Cuentan los historiadores y estudiosos de Sor Juana que a los ocho años compuso una loa al Santísimo Sacramento. A los diecisiete, ya dominaba el culteranismo, estilo de poesía preferido por Góngora. Dice la leyenda que en tan sólo veinte lecciones aprendió el Latín .Sepa la madre si fue cierto.Pero no es esto lo que sorprende de Sor Juana, sino su talento para escribir sobre temas que en aquella época, en manos de una mujer, eran considerados profanos.
Saludos.
La letra es como la tierra , de el que la trabaja....
Muy buena historia pero corta....
Máxima Sor Juana... saluditos!
Gracias a todos por sus comentarios...
A ver si no me engolosino de éxito y al rato ya ni escribo jojojo
ayyyyy amiga ves lo que te digo son un exito tus cuentos o historias cortas
no lo creo amiguitaaa que fueras capaz de hacer esoooo