Beige

Mi espacio de 4x4m, desde la alfombra hasta el techo, las sábanas que cubren mi cama, la tina del baño, hasta mi piel perdiendo el color del verano, beige, monótono y vacío, como mis mañanas, como la hora de dormir, como la vida que pasa frente a mis ojos, vacía, sin dirección ni propósito. El beige es el sinónimo de mi estado de ánimo de que ya no quiero nada, de que la nada me está llenando el cuerpo, de que mi mente está bloqueada y que ya no tengo una razón para seguir. Tal vez si el color volviera a mi vida...
Si eso es color, todo es cuestión de mezclar, ah es tan sencillo tener todos los colores a la vez. Si, si lo es......
Tomó un pequeño cuchillo y siguiendo la línea del pulgar hasta el pliegue del codo hizo un perfecto corte en los antebrazos, sonriendo atontada viendo fluir el rojo de su sangre y formar un naranja ladrillo con la alfombra, riendo histérica cuando cada latido de su ahora debilitado corazón expulsaba gotas de sangre por la arteria cortada a las paredes decorándola con asimétricos abanicos de puntos rojos, el amarillo verdoso que acudía a su piel ante la pérdida de sangre.
El beige estaba siendo eliminado y su vida se extinguía con un colorido final: todas las tonalidades de azul, gris y púrpura convergieron en el negro del dulce sueño de la muerte.