No solo Beto murió con el cambio del Rocco, ahora la vecina notaba que cada que el animal pasaba cerca del alguna de sus preciadas macetas las flores y retoños se secaban sin más, lo mismo le pasó a las ratas y demás sabandijas que se atrevían a compartir el espacio de aquella mujer.
No se dio cuenta que a ella le estaba pasando lo mismo, que su andar era cada día más pesado independientemente del clima, la edad y demás achaques, cada que se atrevía a asomarse al espejo era más vieja, más siniestra, decrépita y los ojos tornándose tan opacos y negros como los del perro. Y el perro, como si nunca hubiera sido sanguinario con sus congéneres, tirado pacíficamente en la banqueta.
Los vecinos evitaban cada vez más el acercarse a aquel par.... que si un vecino había quedado enfermo, que si un bebé no dejaba de llorar, que los niños no querían comer, que al de la tienda de la esquina se le pudrió la comida cuando pasaron por ahí... todo el vecindario giraba en torno a la paranoia de la maldad, de la presencia de la muerte, de la experiencia sobrenatural, no faltaba quién pidiera se buscara un exorcista, un vidente, lo que fuera que desterrara el miedo.
Pero una turba temerosa tiene mucho más poder que cualquier hecho acaecido así sea designado por el mismísimo diablo, los vecinos armados hasta con escobas y el párroco corrieron hacia la puerta de aquella casa donde un inflado y baboso perro pitbull dormitaba en la puerta. La vecina trató de ahuyentar a aquella chusma y con la primer pedrada el perro despertó; la gente retrocedió... excepto el mejor amigo de Beto que sin que nadie supiera contar después cómo fue le cortó la cabeza al perro de un solo golpe dejando en el pavimento gruesas y fétidas manchas negras que la gente asociaba a la sangre maldita del animal.
El grito de horror que lanzó la mujer no amilanó la ahora alegría colectiva, sujetaron a la mujer sin esconder la sensación de repugnancia que inspiraba, la condujeron al más cercano poste entre insultos y más pedradas, tropezando en los baches, perdiendo la peluca, recibiendo insultos, muriendo en una moderna hoguera.
No se dio cuenta que a ella le estaba pasando lo mismo, que su andar era cada día más pesado independientemente del clima, la edad y demás achaques, cada que se atrevía a asomarse al espejo era más vieja, más siniestra, decrépita y los ojos tornándose tan opacos y negros como los del perro. Y el perro, como si nunca hubiera sido sanguinario con sus congéneres, tirado pacíficamente en la banqueta.
Los vecinos evitaban cada vez más el acercarse a aquel par.... que si un vecino había quedado enfermo, que si un bebé no dejaba de llorar, que los niños no querían comer, que al de la tienda de la esquina se le pudrió la comida cuando pasaron por ahí... todo el vecindario giraba en torno a la paranoia de la maldad, de la presencia de la muerte, de la experiencia sobrenatural, no faltaba quién pidiera se buscara un exorcista, un vidente, lo que fuera que desterrara el miedo.
Pero una turba temerosa tiene mucho más poder que cualquier hecho acaecido así sea designado por el mismísimo diablo, los vecinos armados hasta con escobas y el párroco corrieron hacia la puerta de aquella casa donde un inflado y baboso perro pitbull dormitaba en la puerta. La vecina trató de ahuyentar a aquella chusma y con la primer pedrada el perro despertó; la gente retrocedió... excepto el mejor amigo de Beto que sin que nadie supiera contar después cómo fue le cortó la cabeza al perro de un solo golpe dejando en el pavimento gruesas y fétidas manchas negras que la gente asociaba a la sangre maldita del animal.
El grito de horror que lanzó la mujer no amilanó la ahora alegría colectiva, sujetaron a la mujer sin esconder la sensación de repugnancia que inspiraba, la condujeron al más cercano poste entre insultos y más pedradas, tropezando en los baches, perdiendo la peluca, recibiendo insultos, muriendo en una moderna hoguera.
Nadie volvió a saber del amigo de Beto... solo él sabía que esta vez el mal no había ganado.
PD ya había publicado este cuento y lo borré por accidente.... a algunos (y a veces a mi) les parece un final de trilogía de flojera....
Etiquetas: cuentos
ambos hechos para destruir...
Por aqui siguiendo tu relato.
feliz fin de semana.
Hola. Interesantes tus relatos, y es que siempre he tenido un gusto por los relatos crudos, aunque igual tengo límite para lo gore y algunas cosas cuyas imagenes mentales o reales me causan ansiedad mal pedo. Pero no ha sido el caso con lo que he leido hasta ahora [ Solo Rocco ].
Llegué aquí por el comentario que dejaste en Lasciate Ogni Speranza en Tu sangre, tu vida, tus alas. La mayoría de lo que escribo ahí ( aunque hace mucho que no lo hago ) es consecuenciade algún bache emocional o problema con alguien, siempre he dicho que la mejor terapia es hacer las cosas en letras que nunca hariamos en realidad. Necesito tiempo para escribir, caray.
En el otro blog, Pesadillas Seráficas regularmente escribo mis pesadillas y otras tantas mamadas. Pero casi siempre hay acción, sangre o disparos. Como ñoooo
Me parecio un buen relato muy parecido a Stephen King